El PH y la salud íntima de la mujer

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  27 septiembre | Laboratorio Interpharm

periodico3El equilibrio del PH juega un papel imprescindible en nuestra salud. El PH es la medida de la acidez o alcalinidad de una sustancia y varía en una escala que va de 0 hasta 14, menores a 7 son valores ácidos y los valores alcalinos son los que están por encima de 7, el valor neutro corresponde a 7.

La piel es un órgano con varias funciones, entre las que destaca su función de barrera protegiéndonos contra las infecciones, su PH es ácido y oscila entre 4,7 y 5,75, propiciado por las secreciones conocidas como manto hidrolipídico , las que garantizan condiciones adecuadas para la salud de la piel.

En el caso de la zona íntima de la mujer, existe de manera natural un PH ácido lo que contribuye a la protección contra las infecciones vaginales y urinarias. La alteración de éste, constituye un factor de riesgo para la aparición de algunas enfermedades.

La anatomía de la mujer, que tiene una uretra más corta que el hombre y que presenta una estrecha cercanía entre la región del ano y las vías genitourinarias, la hace más propensa a infecciones en esta zona.

¿Qué puede alterar el PH de la zona íntima femenina?

  • Sustancias químicas alcalinas o neutras.
  • Jabones tradicionales.
  • Microtraumas.
  • Uso de antibióticos.
  • Ropa muy ajustada.
  • Uso de ropa interior de textiles sintéticos, tipo “hilo dental”.
  • Aseo excesivo (más de 3 veces al día)
  • Falta de aseo adecuado.
  • Trastornos hormonales.
  • Enfermedades endocrinometabólicas.
  • Inmunodeficiencias, entre otras.

Cuando el PH de la zona vaginal se altera, la flora de la mucosa vaginal se ve afectada (bacterias protectoras), facilitando el crecimiento de bacterias patógenas. Entre los síntomas  más comunes de alteraciones del PH y las infecciones vaginales están:

  • Cambios en el flujo vaginal : olor, color, cantidad.
  • Prurito.
  • Dolor al contacto sexual.
  • Molestias al orinar.

Una buena forma de prevenir infecciones es un lavado correcto de la zona vaginal, siempre desde la zona de la vulva hacia el ano, para evitar contaminar la vagina y la uretra con bacterias de las heces fecales; y usar un sustituto del jabón, que respete el PH ácido de la zona. De esta manera, los buenos hábitos pueden mantener o incluso restablecer el PH vaginal normal y garantizar así, un entorno vaginal saludable, libre de patógenos y una mejor calidad de vida.